jueves, 11 de agosto de 2011

¿Quién da más miedo? ¿Ponchis o las leyes mexicanas?

Desde hace muchos años no hay día que no se escuchen noticias desalentadoras en nuestro país; ya sean por temas económicos, políticos, de salud o peor aún de inseguridad.
En México hay unos 20 mil menores de 18 años en las filas del crimen organizado y no es algo que no sepamos con antelación.
En el mes de diciembre del año pasado, un niño de 14 años fue detenido en el Estado de Morelos por presuntos delitos federales, su nombre Edgar Jiménez Lugo alias “El Ponchis” integrante del Cartel del Pacífico Sur, inmediatamente se empezaron a escuchar diferentes especulaciones, después de varios meses de investigaciones, todos pudimos conocer los horrendos crímenes que “El niño sicario” cometió desde que tenía 11 años de edad cuando por sus propias declaraciones conocemos que fue “levantado” y reclutado por un grupo de delincuentes que lo iniciaron en diferentes actos delictivos, secuestró, torturó, degolló a varias personas, traficó drogas y todo a cambio de 2500 usd a la semana.
Si nos vamos años atrás podemos ver que este niño proviene de una familia totalmente disfuncional. Cuando nació en el año de 1996 se le encontró rastros de cocaína en la sangre, sus padres eran adictos, tiene 6 hermanos más, fue cuidado por su abuela quien después de un proceso legal, logró obtener la custodia del menor. Desde muy pequeño mostró rebeldía por lo que fue enviado desde San Diego, California su ciudad natal al Estado de Morelos, donde empezó la trágica historia, y no por lo que “El Ponchis” tuvo que pasar, sino por todos los hombres que cayeron en sus manos para ser asesinados.
La historia es bastante larga y las palabras bastante cortas para describir con detalles lo que muchos niños como él, están dispuestos a hacer con el objetivo de ganar dinero fácil o simplemente no ser asesinados y obedecer a aquellos que prefieren pagar a menores de edad para que cometan diferentes delitos y así dar la vuelta a la ley.
Hace unos días pudimos conocer la sentencia que se le dio al niño Edgar Jiménez, después de un proceso de casi 7 meses, se presentaron 40 testigos en su contra y ninguno para hablar en su descargo.
El castigo para “El niño sicario” es de tres años y en poco más de dos estará libre porque ya ha pasado más de 7 meses recluido.
Se le han hecho varios exámenes psicológicos y en ninguno de ellos muestra pena, arrepentimiento o miedo de lo que hizo, en algunas entrevistas, habla de una forma muy casual a cerca de todas las actividades ilícitas que cometió, para él, asesinar se convirtió en un trabajo como cualquier otro, obligado o no, él lo hacía bajo propia conciencia y el día mismo que lo detuvieron, declaró que sabía perfectamente el proceso que se le venía encima.
A mi juicio; estos tres años de sentencia más que un castigo para este niño, serán un descanso, con alojamiento, comida, y orientación gratis, así tal como se escucha prácticamente estará en un spa esperando el día en que saldrá libre cuando ya prácticamente sea mayor de edad y vuelva a querer ganar dinero fácil.
¿Qué es lo que nos queda pensar después de todo esto? En que el Estado se sigue engañando con supuestas reinserciones, la justicia mexicana se labra en la aparente inocencia de niños que comenten delitos como si fueran adultos con mucha experiencia, en que el crimen organizado en estos momentos está frotándose las manos al saber que si siguen reclutando niños burlaran aún más a la justicia en nuestro país y por menor precio.
Si, así como en un supermercado lleno de ofertas, los grandes delincuentes van a las zonas de mayor pobreza y muy poca educación para encontrar jóvenes como “Ponchis” deseosos de dinero, al fin y al cabo si los llegan a aprehender son solo niños que no les contará nada pasar 3 años o menos en un lugar como cualquier otro tratando de reivindicar sus errores sin que si quiera les cuente un solo peso su defensa.
¿Esa es la gran solución que ofrece el gobierno mexicano? Para nuestra desgracia si, las decadentes leyes permiten que sin más, a un defraudador le dicten más de 1500 años de condena (Que por cierto da mucha risa) que a un niño plenamente cuerdo que degolló a muchas personas a sangre fría y además tenía el cinismo de grabar videos con su Smartphone y subirlos a internet, le den solo una nalgadita diciéndole que es un niño malo.
A veces si resulta cierto aquel dicho de “No sé si reír o llorar”… Reír por la historia típica de “Estamos haciendo todo por combatir a la delincuencia” o llorar al saber que este niño algún día saldrá libre y que exísten muchos más que repetirán el mismo patrón.
¿Quién da más miedo? ¿Ponchis o las leyes mexicanas?

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