domingo, 14 de agosto de 2011

"Los jóvenes también podemos"

Cada día que pasa es una nueva oportunidad de hacer las cosas de una mejor manera.
A pocos días de haberse celebrado el “día internacional de la juventud” y pasando casi desapercibido, exísten muchas reflexiones al respecto. Comencemos por decir que los jóvenes nos enfrentamos día a día a diferentes situaciones y retos que nos permiten poner a prueba nuestras capacidades.
En cifras actuales, México es un país de jóvenes ya que más del 50% de la población total somos menores de 26 años, de los cuales el 48% trabaja, el 26% estudia y el restante 26% de los jóvenes son improductivos.
De estas cifras podemos deducir muchas cosas, en primer lugar, la desconfianza que se tiene hacia la juventud, a pesar de la transformación que ha tenido el mundo, muchos siguen pensando que ser jóven es sinónimo de incapacidad, inexperiencia y vulnerabilidad.
Los tiempos actuales demandan que las nuevas ideas sean ejecutadas, el problema es que por los adjetivos que mencioné en el párrafo anterior nos limita a demostrar nuestros propios talentos.
Muchos otros factores importantes, influyen para que los jóvenes seamos un sector frágil y discriminado de la población. Algunos como pobreza, limitado acceso a educación, problemas de salud, delincuencia y demás situaciones de las cuales el estado es en gran parte responsable aumentan las probabilidades de que la mayoría de los jóvenes pertenezcan a las estadísticas negativas.
Aunque es por todos sabido que el próximo año cuando se lleve a cabo la elección presidencial y la juventud sea un factor determinante para el resultado de la misma, aún no exísten las políticas públicas y programas compensatorios para que este sector cambie la precaria situación que se vive en la actualidad.
¿Qué podemos esperar todos aquellos que estamos empezando una vida ante un escenario donde más que prometer un futuro lleno de oportunidades, nos enfrentamos a la desigualdad?
La juventud más que pertenecer al futuro, somos aquellos que pondremos los cimientos para el desarrollo, crecimiento y consolidación de nuestro país, por lo tanto es urgente que el Estado se ocupe de crear las condiciones justas para que más que enfrentarnos a circunstancias de desavenencia podamos contribuir a mejorar nuestras propias condiciones y las del entorno.
Si bien es cierto que los discursos ilusorios van y vienen, la realidad es otra, ya que 102 mil jóvenes en nuestro país son analfabetos y Alonso Lujambio, Secretario de Educación Pública lo destaca como un “gran logro Calderonista” ya que de los 3.5 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir, solo el 1.9% son jóvenes.
Declaraciones de este tipo son las que diariamente exasperan a la sociedad, ya que gobiernos irresponsables intentan que creamos que tales números no son de alarmar.
Como ya ha ocurrido en diversos lugares como España, Inglaterra y recientemente Chile, los movimientos juveniles en contra de las acciones gubernamentales han tomado gran fuerza, han hecho que los representantes volteen a ver a este sector no solo como parte más de la población sino como personas verdaderamente demandantes e interesadas en que se resuelvan los problemas que hoy tanto afectan a la sociedad.
Es muy conocido el dicho “Ser jóven y no ser revolucionario es una contradicción” y es muy cierto, todos nosotros que tenemos el ímpetu de luchar día a día por lograr causas justas debemos aceptar la responsabilidad de trabajar por que las condiciones de nuestro país sean cada vez mejores. Es cierto que debemos aprender mucho de los mayores, es cierto que debemos adquirir con el tiempo experiencia, pero también es cierto que merecemos la oportunidad de demostrar que nosotros también podemos, que tenemos la voluntad y tenacidad para lograr grandes cosas, demandamos espacios justos desde los cuales contribuiremos al mejoramiento de México.
Hagamos que nuestra voz cuente, que sea escuchada, que la igualdad y sobre todo la democracia se conviertan en una realidad

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